domingo, 10 de enero de 2010

Avatar


La tarde del día de Reyes Magos salimos a ver la película Avatar. Quedamos con una amiga en el centro comercial y nos metimos en la sesión de las 7.

Muchas veces entro a ver una película con el interés añadido de las malas críticas recibidas por los especialistas. Con todo lo que hay que aguantar de violencia gratuita por simple regodeo, y que se considere Matrix una película violenta ¡!, tetas a discreción, presunto intimismo que no es sino carencia de capital mal disimulado, etc.; reconozco que entré en el cine con cierto morbo sarcástico.

Había oído comentarios muy favorables de algunos amigos, sobre la idea y sobre la realización, uno que tiene amigos informáticos también. Y debe reconocerse que la realización es excelente, creíble desde el principio, un trabajo informático de lo mejor que puede verse.

La ambientación es descaradamente “amazónica”, lo que quizá entre dentro de la lógica pues pocas regiones de nuestro planeta como la Amazonia representan tan bien la crisis “ecológica” que sufrimos. La música de James Horner, autor de buenos trabajos como los de Cocoon, Tiempos de Gloria o Braveheart, que con una partitura algo más floja nos evoca esas tierras de Sudamérica, selváticas y vírgenes aún en buena parte. Luego acaba con una canción que, como en toda la película, recurre a fórmulas de éxito ya usadas y nos recuerda aquí la canción final de Titanic.

Entrando en el fondo de la película, en un breve comentario, comparto la idea que expresa de respeto por toda forma de vida y su medio ambiente que, como insinúa esta obra, también lo está. Nos presenta una fantasía de un planeta de diseño ecológico, Pandora, en el que los vegetales llegan a estar conectados físicamente entre sí como una más que compleja red neuronal, en el que sus habitantes conectan físicamente entre sí.

Partiendo de un tema también polémico, que aquí solo sirve de punto de partida al nudo dramático, como la ingeniería genética, nos lleva a mostrar crudamente los efectos de la avaricia, de la desconexión de unos humanos, muy malos algunos por cierto, que tras devastar su planeta se proponen hacer lo mismo con otro. Después de la destrucción incendiaria sin sentido viene una trepidante batalla por la supervivencia, creo que muy bien realizada, aunque a mi amiga le pareció un poco larga.

Recomiendo ver esta película, que si bien recurre a algún tópico y, como hija de este tiempo, necesita de contactos físicos entre los seres para percibir la unidad fundamental de la naturaleza. Con un poco de Filosofía activa y algo de tiempo recordaremos y actualizaremos lazos más estrechos, no sólo físicos, sino vitales, psíquicos, mentales y espirituales.

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