jueves, 23 de abril de 2015

Día del libro



Ni Google le dedica uno de sus muñecotes al uso; no debe ser tan importante como la búsqueda del monstruo del lago Ness. Lo mejor para celebrar el día, además de recordar a Cervantes o a Shakespeare, es desde luego leer. Sea tras comprar un libro, regalar o compartir su lectura, el mejor homenaje al libro es honrarlo con su lectura. Se dice que tener un hijo (eso queda ya algo difícil), plantar un árbol y escribir un libro son cosas que no deberíamos dejar de hacer antes de abandonar esta vida. Hemos plantado algunos árboles y podríamos participar también del evento del día escribiendo un libro. Por si algún día lo logramos, va aquí un breve esbozo de lo que tal vez, con el tiempo y una caña, puede que…

“Dicen que el genio nace del sufrimiento. Entonces habría millones de genios. El genio logra que el dolor personal sea elevado al dolor de los hombres, el dolor de todos los hombres, el dolor de la Humanidad. Por amor.

Los genios trabajan en la gruta contra el mal de nuestro mundo, la falta de amor, la falta de imaginación. Durante uno de sus viajes por Europa, donde se le exhibía casi como objeto de feria, la reina María Antonieta de Francia le pidió al pequeño niño Mozart que tocara algo para ella. Sí, le respondió, pero dime que me quieres. Siempre es Mozart quien muere.

Beethoven pensó en el suicidio cuando advirtió la gravedad de su incipiente pero ya manifiesta sordera. Permaneció en el mundo por amor y escribió música. Y dejó un rastro de valor. Dejó un rastro para los lobos del mañana. Dejó un rastro para la “música del porvenir”. Del amor y del sufrimiento de hoy. De la inspiración de los Maestros de ayer. De siempre, por siempre.”

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