Nut

Nut (El Cielo) es “La Grande que parió a los dioses”, o “La Grande que dio nacimiento a los dioses”.

Es hija de Shu (“Luz”, El Aire) y de Tefnut (Espacio, “Señora de la llama”, diosa de la humedad, del rocío; asociada a dioses guerreros), emanados de Atum-Ra, y hermana y esposa de Keb (o Geb, La Tierra, dios creador, principio de vida y de fertilidad). Nut y Keb producen el Gran Huevo del que surge el ave Bennu, relacionado con Ra, el Sol creador, emparentado con la No-Cosa que surge tras la Colina Roja, -ave Fénix, Garudá (India, Tailandia, Indonesia) o Karurá (Japón)- que perece tras cumplir su ciclo para renacer de sus cenizas, y que representa la creación o la renovación, la resurrección del sol, las crecidas del Nilo y se la relaciona con el calendario.

Nut pare al sol todos los días, viaja por su cuerpo hasta la boca para llegar al Duat, Amenti o Necher-Jertet, el inframundo, y volver a nacer al día siguiente. Durante la noche la barca de Ra volvía hacia el este, manteniendo luchas diarias con Apep, Apap o Apofis (las tinieblas). Lástima, antes situaban la Dat en el cielo, lejos del oscuro concepto del inframundo, una morada sobre la tierra, celeste, como paso intermedio hasta el reino celeste superior de Ra. La constelación de Orión se situaba en este Dat, muy cerca de las constelaciones de los canes o perros, muy cerca de la estrella Sirio.

La diosa del cielo, Nuit, creadora del universo, aparece como una mujer de color azul, desnuda y arqueada representando la estrellada bóveda celeste; a veces en forma de vaca, como en Heliópolis, donde se la considera madre de Ra; sobre su esposo Geb, tocándose únicamente las puntas de los dedos de pies y de manos, y su padre Shu (entre Nut y Geb); otras veces aparece como una mujer que lleva en la cabeza un jarro con agua (un jarro aparece en su jeroglífico). ¿Tendrá que ver con el AB, Kama-manas?

Como protectora de los muertos, a los que faculta para renacer, se la representa en algunos sarcófagos con las alas extendidas de manera protectora y maternal o con los brazos alzados hacia la nueva vida.

En Heliópolis se consideraba que moraba en un sicomoro (Ficus sycomorus), variedad de higuera; en sus ramas descansaban las almas cansadas. Es curioso que existan tradiciones al respecto de que la Virgen María descansara bajo este sicomoro en su viaje a Egipto, huyendo de Herodes con José y el Niño.

Nut es la madre de Asir-Usir-Osiris, Ast (trono)-Isa-Isis, Suty-Sutej-Seth o Set, Nebet-Het (Señora de la casa -de Horus-)-Neftis y Harueris-Hor-Horus (el viejo), nacidos en los días epagómenos, término de origen griego, referido a aquellos 5 días incluidos para completar los 365 del año solar, que en Egipto estaba formado por 3 estaciones de 120 días (360), 12 meses de 30 días, más los 5 epagómenos o heru renpet (los que están por encima del año) o mesut necheru (del nacimiento de los dioses), también “Los cinco días durante el año”.

Las tres estaciones eran:
1) Ajet (inundación)
2) Peret (siembra)
3) Shemu (recolección y sequía)

Fueron instaurados por el dios Dyehuty o Tot para permitir el nacimiento de los 5 hijos divinos de Nut. Ra había impedido estos nacimientos durante el año. Toth añadió estos días, privados de la luminosidad de Jonsu o Khonsu (Luna, dios asociado a la medicina y a los nacimientos, la fertilidad de la Tierra y la germinación), para que Ra no se percatara del hecho. Nacieron en el siguiente orden:

Día 1, Osiris
Día 2, Horus
Día 3, Seth
Día 4, Isis
Día 5, Neftis

Es fácil sospechar el paralelismo entre estos hechos y la actual Navidad, que también celebra el nacimiento del Niño-dios, pocos días antes que termine el año. En realidad los días epagómenos coinciden con nuestros días 24 a 28 de agosto, al término del calendario civil egipcio (al menos durante el Imperio Nuevo), teniendo la Navidad relación más bien con las celebraciones del Sol Invicto, solsticio de invierno. De todas maneras merece la pena seguir investigando esto.

En Grecia se la relacionaba o identificaba con la titánide Rea, reina de los dioses con Crono, madre de Zeus.

Unidos por Nut este año 2009 recién terminado, dedico este trabajo a nuestra amiga Isabel (Isa-Isis), médico de cuerpos y de almas, con pies en la tierra y la cabeza en el cielo, que no en las nubes, Dua, la estrella de cinco puntas sobre el mar.