Después de soñar mucho y muchas veces con este viaje, para algunos casi imposible, casi increíble aún cuando ya estábamos allí, nos pusimos en marcha al fin el pasado 19 de agosto, martes. Mientras el grueso de la expedición que partíamos desde Almería lo hacía desde el Centro Cultural Idealia, en Avda. Pablo Iglesias, a las cuatro de la mañana, nosotros, los Beckham, cogíamos nuestro avión a las ocho de la mañana y en una hora estábamos en Madrid. Nos vimos en el punto de encuentro, junto con los que venían de Alicante y de Canarias, y desde Madrid cogimos el avión que nos llevaría hasta El Cairo.
Tras cuatro o cinco horas llegamos a destino, ya de noche, y del aeropuerto salimos con nuestro guía Mohammed hacia el hotel L’Meridien. De camino tendríamos la primera sorpresa, agradable, pues poco antes de llegar hasta el hotel pudimos contemplar las Tres Grandes Pirámides débilmente iluminadas, pero nítidas sobre la oscuridad del cielo nocturno de la capital egipcia.
Las tres grandes Pirámides de Giza
Descansamos un poco para la siguiente jornada, pero nada nos previno de la tremendísima y sudorosa mañana que nos esperaba. Fue una de esos dos o tres días que nos aguardaban de turismo intensivo. Nos levantamos temprano y gracias a ello pudimos aprovechar el tiempo. De una tacada visitamos las tres pirámides, de keops, Kefrén y Micerinos (son sus nombres griegos), el complejo de la Gran Pirámide y la Esfinge, la Pirámide de Saqqara (o más bien el complejo religioso que la rodeaba, pues a la Pirámide no pudimos acercarnos por obras).
Esfinge con pirámide al fondo
Como cualquier turista nos hicimos las fotos de grupo con las gigantescas moles al fondo. Pero lo que buscábamos de verdad estaba en su interior. Pasamos hasta la cripta desde un pasillo abierto en el siglo IX en un inútil intento por acceder a la cámara donde supuestamente estaban el Rey y su gran tesoro. Pero el buscador de tesoros se quedó con la gana pues encontró el sarcófago de granito rosa y la cámara completamente vacíos. La respuesta común de los arqueólogos modernos es decir que la Gran Pirámide y sus tesoros escondidos fueron saqueados antes. Quizá nos tendríamos que plantear si el faraón estuvo allí alguna vez. Y creo que hablaremos sobre esto más adelante.
Esfinge
Después dimos un rodeo por todo el complejo, bregamos y luchamos con los lugareños que tratan de fotografiarse contigo, venderte cualquier cosa o llevarte a dar un paseo en camello. Visitamos la nave donde se guarda una gran embarcación reconstruida. Pero donde volvimos a quedar impresionados fue frente a la Esfinge. Ya hablaremos también de su mayor o menor antigüedad, sus significados.
Estatua inacabada de Ramsés II
Volvimos a montar en el autobús para ver la pirámide escalonada de Saqqara, cuya entrada flanqueamos como quien entra en un lugar sagrado. Esta entrada nunca dispuso de puerta y estando siempre abierta se la suponía apta sólo a los que pretendieran iniciar un camino de purificación. O los restos del gran coloso inacabado y cuya imagen se atribuye a Ramsés II, ultima visita de tan largo día. De vuelta al hotel, a por algo fresquito.
Pirámide de Saqqara
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