Ni
Google le dedica uno de sus muñecotes al uso; no debe ser tan importante como
la búsqueda del monstruo del lago Ness. Lo mejor para celebrar el día, además
de recordar a Cervantes o a Shakespeare, es desde luego leer. Sea tras comprar
un libro, regalar o compartir su lectura, el mejor homenaje al libro es honrarlo
con su lectura. Se dice que tener un hijo (eso queda ya algo difícil), plantar
un árbol y escribir un libro son cosas que no deberíamos dejar de hacer antes
de abandonar esta vida. Hemos plantado algunos árboles y podríamos participar
también del evento del día escribiendo un libro. Por si algún día lo logramos,
va aquí un breve esbozo de lo que tal vez, con el tiempo y una caña, puede que…
“Dicen que el genio
nace del sufrimiento. Entonces habría millones de genios. El genio logra que el
dolor personal sea elevado al dolor de los hombres, el dolor de todos los
hombres, el dolor de la Humanidad. Por amor.
Los genios trabajan
en la gruta contra el mal de nuestro mundo, la falta de amor, la falta de
imaginación. Durante uno de sus viajes por Europa, donde se le exhibía casi
como objeto de feria, la reina María Antonieta de Francia le pidió al pequeño
niño Mozart que tocara algo para ella. Sí, le respondió, pero dime que me
quieres. Siempre es Mozart quien muere.
Beethoven pensó en el
suicidio cuando advirtió la gravedad de su incipiente pero ya manifiesta
sordera. Permaneció en el mundo por amor y escribió música. Y dejó un rastro de
valor. Dejó un rastro para los lobos del mañana. Dejó un rastro para la “música
del porvenir”. Del amor y del sufrimiento de hoy. De la inspiración de los
Maestros de ayer. De siempre, por siempre.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario